La ansiedad está muy presente en nuestra época, podríamos pensarla incluso como representante del malestar del siglo XXI. Es un estado desgastante, opresor, en el que la persona siente que pierde el control sobre su vida.

Puede aparecer ante situaciones que desbordan la capacidad del sujeto para reaccionar ante ellas adaptativamente. Por ejemplo, un proyecto en el trabajo del que depende la continuación en la empresa.

Pero la ansiedad también aparece “silenciosa” ante conflictos internos. Habitualmente ante la anticipación de determinados escenarios, pensamientos e ideas. Se reacciona ante ellos con la misma intensidad que ante situaciones externas con la dificultad añadida de que es más difícil entender qué es lo que le está pasando a uno.

Dicho estado puede estar caracterizado por una gran inquietud y excitación con repercusiones fisiológicas (insomnio, cambio de hábitos alimenticios, aparición o agravamiento de enfermedades, taquicardia, sudoración, náuseas); afectivas (cambios de humor, intolerancia, irritabilidad) y sociales (aislamiento, dependencia).

La ansiedad es un estado de alarma, avisa de que algo no anda bien. Nuestra propuesta es ofrecer un espacio que invite a detenerse y a reflexionar. En definitiva, volver a tomar las riendas de la vida.