La tristeza en los niños, al igual que en los adultos, es una emoción esencial, necesaria y adaptativa. Por ello, es importante que los progenitores no teman o intenten tapar esta emoción. En el crecimiento evolutivo de un niño y de una niña se producen cambios importantes que pueden conllevar un estado anímico de mayor tristeza. Las primeras semanas en la guardería, un cambio de casa o de ciudad, la pérdida de un familiar cercano, la enfermedad de una mascota, etc.

Si bien, estamos acostumbrados a que esta emoción sea frecuente en los adultos; nos resulta preocupante y nos genera impotencia ver a niños y adolescentes tristes. Es importante evaluar las causas externas que provocan la tristeza y ayudar a los niños a adquirir las herramientas necesarias para poder hacer frente a los cambios que experimenta.

En Lateral Psicología ofrecemos un espacio de confianza para que los más pequeños aprendan a gestionar sus emociones y puedan detectar aquellas situaciones que las provocan.